lunes, 13 de julio de 2015

EL SALMÓN ATLÁNTICO EN ESPAÑA.

EL SALMÓN ATLÁNTICO EN ESPAÑA


Salmón de 2 años en el mar, que ya lleva un tiempo en el río.
El salmón atlántico europeo (Salmo salar) es un pez anádromo. Es decir, nace en agua dulce y posteriormente migra al mar para crecer y engordar. Es un pez que alcanza gran peso y tamaño, como máximo puede llegar hasta 1,30 m y 20 kg, los salmones de nuestro país en la actualidad.            
Los salmones nacen en agua dulce y tras un período que oscila entre 1-3 años (en nuestro país un importante % de los alevines a los 2 años) con una longitud entre 17-25 centímetros, desciende al mar.                                                                                                  
Hermoso salmón macho del río Narcea, listo para frezar una vez devuelto al agua.
Las diferencias entre un alevín de salmón y una trucha del mismo tamaño o similar son las siguientes:




Comparación entre un alevín de salmón (arriba) y uno de trucha (abajo).
Los alevines de salmón cuando llega el momento en que sienten la necesidad de migrar al mar sufren un proceso llamado esguinado, cuando aun están en el río. Los alevines cambian de color, dejan sus colores parecidos a los de una trucha y se vuelven de color plateado sus flancos, vientre y de color azulado-grisáceo el lomo. Para camuflarse mejor en el medio marino. Una vez que han esguinado, los alevines descienden por el río hacia el mar entre los meses de marzo-junio. Una vez en el estuario del río pasan un período de tiempo “aclimatándose” al agua salada, hasta que una vez preparados emprenden un largo viaje (una media de 5500 kilómetros de distancia desde nuestras costas) hacia las zonas de engorde, situadas entre la costa oeste de Noruega, el norte de Islandia, y la zona sur de Groenlandia. Donde permanecerán de 1-3 años o inviernos (un % importante de salmones 2 años o inviernos) creciendo y engordando. Una vez que los salmones sientan la necesidad de reproducirse y estén listos emprenderán el largo viaje de vuelta. Aprovechan las corrientes oceánicas en la medida de lo posible. Se cree que se guían por una serie de factores como campos gravitatorios terrestres, corrientes oceánicas, diferente disolución de sales en las distintas zonas del océano, etc, para llegar hasta las proximidades de la desembocadura del río en que nacieron. Una vez cerca de la desembocadura del río son capaces de identificar exactamente el río en que nacieron a través del olfato identificando  la concentración de sales minerales y el tipo de sales minerales, que vierte el río al mar, entre otros factores. Aunque existe un pequeño % de salmones dentro de la misma población que decide entrar en un río distinto del que le vio nacer, posiblemente sea una estrategia de la especie para colonizar otros ríos.

Salmón superando este salto de agua sobradamente.
Una vez que los salmones llegan y entran en el estuario y aguas salobres de la desembocadura del río, permanecen allí durante un período que varía desde unas horas, días, o semanas, “aclimatándose” de nuevo al agua dulce. Tras esto remontan el río, entre los meses de febrero-junio, realizando diferentes paradas para descansar en los pozos. Se reparten por todo el río y esperan durante la primavera, verano y otoño. Cuando entran en el río tienen un característico color plateado por sus flancos, el vientre blanco y el lomo entre azul, gris, verde, o una mezcla de estos colores. Según van pasando las semanas, meses, su coloración cambia progresivamente a color dorado y especialmente a los machos, les salen lunares rojos por los laterales del cuerpo. Además sus mandíbulas se alargan y su mandíbula inferior se curva hacia arriba formando su característico gancho. Estos cambios se van produciendo progresivamente hasta que alcanzan su punto máximo en el momento de la reproducción.

Espectacular macho de salmón del río Narcea.
Los salmones mas grandes se denominan “vernales”, son salmones que han pasado 3 años en el mar o reproductores de segunda o tercera reproducción (reproductores múltiples) y son los que primero entran en el río (febrero, marzo), después tenemos  los mas habituales en nuestros ríos, que son los que han pasado 2 años en el mar, entran en el río entre los meses de abril-junio, y los “añales”, que son salmones mas pequeños, que han pasado 1 año en el mar y entran en el mes de junio.

Salmón hembra en el frezadero.
Con las crecidas del río en otoño realizan el remonte final hasta las zonas mas altas del río principal y sus afluentes superando todo tipo de saltos de agua, y otros obstáculos, para llegar a las zonas idóneas de freza o desove (se denomina freza a la reproducción). Una vez que se han situado en las zonas elegidas para la freza, las hembras deciden cuales son las zonas más apropiadas y en el mes de diciembre se reproducen. Aunque depende del año a veces se alarga hasta el mes de enero.

Precioso macho con su característica librea preparado para la freza.
Machos y hembras se emparejan y sitúan en el lugar elegido esperando a que la temperatura del agua enfríe lo suficiente y sea la adecuada para que los huevos estén bien oxigenados. La hembra excavará el nido, lo suelen hacer en una zona poco profunda con velocidad del agua moderada, con cierta protección frente a las riadas y con lecho de gravas de grosor medio-fino, con un diámetro inferior a 10 centímetros habitualmente.  Las zonas mas apropiadas suelen coincidir con las raseras al final de los pozos donde el agua se vuelve a acelerar para aguas abajo formar corrientes.

Salmón del río Cares, como mucho hacía un mes que había entrado del mar.
La hembra prepara el nido excavándolo con su aleta caudal. La hembra se gira de lado y  con potentes sacudidas con su cola contra el lecho del río avanzando contra corriente, mueve las gravas del lecho del río, levantándolas, apartándolas aguas abajo y limpiando de sedimentos el nido, ya que son arrastrados por la corriente aguas abajo. Este proceso se repite numerosas veces hasta que el nido está preparado. Mientras el macho estimula a la hembra haciendo vibrar su cuerpo junto a ella repetidas veces durante todo el proceso. El nido suele tener unas dimensiones variables, contra mas grande sea la hembra, mayor será el nido y más profundo. Las dimensiones del nido varían de 1-2 m de largo, 0,4-0,7 m de ancho y entre 15-30 cm de profundidad aproximadamente. Mientras el macho dominante ataca frenéticamente a otros machos que se intentan acercar persiguiéndolos numerosas veces para alejarlos de la hembra y seguidamente el macho vuelve rápidamente con la hembra.

Salmones emparejados, listos para la freza.
Una vez hecho el nido, cuando la hembra está preparada para expulsar los huevos, se sitúa en el centro del mismo, arquea su cuerpo dejando su vientre y cola en contacto con el fondo del nido, y abre su boca todo lo que puede. Es en este momento cuando el macho rápidamente se sitúa a su lado con la misma postura, abriendo la boca también. Entonces la hembra expulsa los huevos y el macho el esperma al mismo tiempo. Acto seguido el macho se  aparta un poco y la hembra con potentes sacudidas de su cola tapa los huevos con gravas del fondo del río. Todo este proceso se repite varias veces incluso durante varios días, hasta que la hembra expulsa todos los huevos. Para ello hace varios nidos, normalmente cada nuevo nido lo hace inmediatamente mas arriba del anterior, seguidos y así tapa al anterior con más gravas. El agua circula a través de las gravas de manera que oxigena continuamente los huevos. Las hembras poseen y depositan en todo el proceso de reproducción, una media de 1500 a 2000 huevos por cada kilo de peso corporal.

Nido para la freza.
Tras la freza, un buen número de salmones mueren y otros sobreviven. Los supervivientes a los que se les denomina zancados (muy delgados y en muchos casos con marcas y cicatrices) permanecen en el río y  su color se vuelve de color grisáceo-plateado, “vuelven a esguinar”, hasta que con las crecidas de finales de invierno y primavera descienden al mar, donde pasarán un período de tiempo variable de entre 1-2 años, e intentarán volver a remontar nuevamente los ríos con un gran tamaño y peso, para volver a frezar otra vez. Como máximo los salmones si sobreviven pueden llegar a reproducirse hasta en 3 ocasiones, aunque casi ninguno llega a sobrevivir tanto, mas aún tal y como están de mermadas las poblaciones de salmones en España.

Reo hembra escarba mientras el macho espera y vigila, los salmones actúan de la misma forma.
Los huevos, que suelen tener un tamaño de 4-6 milímetros de diámetro y un color rosáceo, dependiendo de la temperatura del agua eclosionarán cuando la suma de las temperaturas medias del agua alcance la cifra de 400 aproximadamente, es decir que si la temperatura en el agua tiene una media de 10ºC, los alevines eclosionaran de los huevos a los 40 días. Si la temperatura es un poco mayor eclosionarán antes y si es inferior tardarán más días en nacer.

Alevín de salmón recién nacido.
Los alevines nacen con forma de larva, con una especie de saco unido a la parte ventral del alevín llamado saco vitelino lleno de una sustancia (el vitelo) que les alimentará durante un período de tiempo, hasta que lo reabsorban totalmente. Durante este período los alevines permanecen ocultos casi inmóviles entre las gravas del lecho del río. Posteriormente empezarán a comer alimentándose con a misma dieta que las truchas, insectos acuáticos, insectos terrestres que caigan al agua, pequeños crustáceos, etc. Hasta que alcancen el tamaño apropiado para esguinar y migrar al mar. Y nuevamente se repite el ciclo.

Devolviendo un alevín de salmón al agua.
Las poblaciones de salmones de España son las más vulnerables de toda Europa debido a que en la actualidad están seriamente perjudicadas principalmente por la  pesca profesional en el mar, la pesca deportiva con muerte en el río, el furtivismo, las grandes presas, empresas eléctricas que no respetan caudales ecológicos, la contaminación, deforestación, dragados en los ríos, cambio climático y que son los salmones de Europa que más kilómetros han de recorrer para llegar a las zonas de engorde en el mar y para regresar a los ríos donde nacieron nuevamente.

Hembra escarbando en el nido.
Aún estamos a tiempo de poder salvar las poblaciones de salmón atlántico de la Península Ibérica, actuando sobre los factores negativos que antes he descrito o al menos en la medida de lo posible. Salvemos y protejamos a este TITÁN de los ríos, símbolo de vida, símbolo de fortaleza y animal hermoso.

Un añal macho, con bastante tiempo de río ya.
HEBER ARENAS.

Los salmones han de hacer grandes esfuerzos para llegar a frezar.

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